8 jun 2007

PJ Ícaro

Características:
Gangrel - vengativo - afectado por la plata - humanidad alta



Si piensas que soy feo,

Debes conocer la bestia

que habita en mi







Historia:


Hola, mi nombre es Ícaro y esta la historia de mi vida, bueno, sólo un pequeño resumen, porque eso nos llevaría más tiempo del que realmente tenemos, aunque claro, ahora, para mí, el tiempo no es un problema.

Nací en Texas, en un pequeño poblado cerca de la zona de Piney Woods. Me crié entre bosques y animales, toda una jungla. Realmente la fe nunca fue lo mío. Mi madre murió al nacer yo y mi padre, echándome toda la culpa a mí, se pasó toda mi niñez a la sombra de una botella. Por tanto, mi niñez estuvo dividida prácticamente en los libros, en los que no era especialmente bueno, y en el campo. Siempre que podía me iba al campo porque allí, en la soledad del bosque (que no en su quietud) encontraba algo de calma para mi espíritu. Así fue como me aficioné a la naturaleza.

Finalmente, mi padre, ansioso por librarse de mí y al no poder entrar en la Universidad me echó de casa. Yo era muy joven y con apenas dos duros en el bolsillo partí en un gran viaje, un viaje de supervivencia. Viajaba de pueblo en pueblo sin apenas pararme en ellos y cuando me quedaba sin dinero trabajaba temporalmente. Así fue como aprendí varios oficios.

Siempre he sido una persona solitaria, independiente. La sociedad no acepta a los idealistas, a aquellos dedicados en consagrar toda una vida, cada gota de sangre que circula por sus venas a causas justas y desinteresadas. Nunca me interesó la política porque en ella se disfraza una tiranía con la voz del pueblo. Para mi la única política es la voz de la justicia y lamentablemente, está corrompida por el sistema.

Así transcurrieron más de 4 años, durmiendo sobre la paja en vagones de tren y trabajando en McDonalds. De vez en cuando pasaba largas temporadas sobreviviendo en la naturaleza, aventurándome dentro de los grandes parques que pueblan el centro americano. Aunque pronto empezaron a hacer mella los largos días en soledad.

Un día paseando por el estado de Iowa, en un cutre bar de carretera, pegajoso y sucio, intervine en una pelea donde dos hombres estaban machacando a un indefenso anciano. Al final resulté tan machacado como el pobre anciano. Y fue cuando decidí hacer algo para proteger a los débiles.

Por eso al pasar por Rosemount decidí establecerme allí y fiel a mi vocación, me uní a un grupo de gente sufrida, trabajadora y ampliamente honrada. "Servir y Proteger" es nuestro lema. Aunque como en cada familia, siempre existen las ovejas negras. Basura bípeda al servicio de un dueño, implacable, insensible, inhumano y superficial comúnmente llamado dinero.

Aunque en principio todo empezó a irme bien, después de un par de asuntos, asuntos que algún día contaré, acabé patrullando en solitario. Pero a mi me daba igual, yo seguía mis objetivos, limpiar la calle de cualquier basura. Ah! tarde me di cuenta de la imposibilidad de mi misión, de mi tarea. La calle era mía de día pero la noche siempre les pertenecía a ellos. Y para mi desgracia, también el día empezaba a ser suyo gracias a su fortaleza en la noche. Acabé obsesionado con el trabajo y cuando no estaba trabajando me machacaba en el gimnasio o en las clases de artes marciales de la policía. Aunque aún seguía tomándome un respiro y me retiraba de vez en cuando a las distintas zonas que rodean Rosemount. Allí practicaba la supervivencia en la naturaleza y la escalada, cosa que me encantaba, esa superación personal por subir.

El crimen organizado, bandas callejeras y algo más. No sé explicarlo, estaba más allá de mis conocimientos, pero no encuadraba dentro de las bandas callejeras y del crimen organizado, ya que su dueño no es el dinero. Asesinatos rituales, cadáveres que desaparecen, sombras que van y vienen, cultos a serpientes y dioses de la antigua mitología. Me tenía que dedicar a ello sin más. Tanto desperdicio por falsas creencias, fanatismo de unos, riquezas de otros.

Empecé a pagar por cualquier información que me ayudara a sacar a esta bazofia de la calle, calle poblada por niños inocentes que aprendían antes a corromperse que a hablar. Y mi obsesión se acabó convirtiendo en una cruzada. Oh! Iluso de mí pensar que podía llegar a mi casa por la noche y dormir como si no pasara nada. Iluso de mí pensar que nadie se iba a fijar en un cruzado pasado de moda.

Cada vez que estaba con la naturaleza me sentía observado aunque sólo me rodeaban animales. Y en la ciudad, muchas veces me sentí también observado. Esa sensación me asustó al principio, pero luego descubrí que lo que parecía fruto de la casualidad no lo era tanto, porque había una belleza con la que me solía cruzar de tanto en tanto.

Ella era algo más baja que yo, mucho más guapa que un humilde servidor, con unos rasgos asombrosamente felinos y femeninos. Pero lo más impresionante de ella son sus ojos. Esos ojos verdes, penetrantes, tan vivos y a la vez tan muertos, porque ese era su toque, frío como el hielo. Esos ojos que no podía olvidar nunca. Soñaba con ellos, siempre mirándome, siempre fijos en mí.

Una noche, cuando me disponía a entrar en mi casa escuché una sonrisa, y al girarme sólo pude ver luz, pero la luz se convirtió en una multitud de estrellas, estrellas que dejaron paso a la noche más oscura que recuerdo. A lo lejos me parecía escuchar a los ángeles pero estos se callaron a no muy tardar.

Tras una larga recuperación en el hospital, pues la bala no me atravesó el corazón por milímetros me tomé un largo retiro. Me escudé en mi refugio e intenté tranquilizarme en él. Tendría que poner orden en mi vida. Mis ansias de acabar con la justicia, mis ansias de eliminar a la bazofia de la calle, estaban arruinándome.

Hasta que llegó la noche que todo lo cambió. Estaba calentándome alrededor de un fuego cuando una loba se acercó a mi refugio. Rápidamente puse el fuego entre ella y yo. Ya me había pasado antes y tenía la situación controlada. Mecánicamente, cogí un palo a modo de antorcha y le prendí fuego. Esta noche tendría que tener más cuidado.

Pero la loba siguió avanzando, despacio, desafiante. Le tiré a los morros un trozo de madera ardiendo. No era la primera vez que quemaba unos morros. El palo le golpeó haciéndola gruñir, pero no de dolor. Fue un gruñido amenazante y conforme se acercaba, haciendo temblar más a mis piernas, lo que antes era una loba acabó transformándose en una bella mujer. Una mujer que no era la primera vez que veía.

El miedo atenazó cada uno de mis músculos cuando de su boca se alargaron dos colmillos. “Ha llegado tu hora” me dijo. Apenas si pude poner delante de mí la antorcha que portaba cuando ella saltó sobre mí, clavándosela en el pecho. Una quemadura se marcó en su pecho y sus ojos se llenaron de furia y de miedo a la vez. Con sus dos manos me agarró los hombros como si tenazas de acero fueran y clavándome las uñas me mordió en el cuello.

El tacto de su piel era frío pero conforme iba chupándome la sangre, el calor de ella compensaba el frío que yo empezaba a tener. Intenté resistirme a sus colmillos pero aunque parezca increíble, sólo sentía placer. Un placer que me impedía moverme. Poco a poco fui cerrando los ojos hasta que morí sin una gota de sangre en mi cuerpo.

Aunque parezca increíble me desperté del sueño eterno. Ahí estaba yo, tumbado en sobre la tierra con una loba a mis pies. Su boca ensangrentada y sus ojos brillaban con un intenso rojo. Y una sed horrorosa, un impulso indescriptible que no comprendía, imposible de asemejar a ningún instinto conocido, hizo comerme a los dos venados que yacían en mi alrededor.

Como dije antes, nunca he sido especialmente creyente, pero ahora, creo que Dios debe existir, porque yo llevo un demonio en mi interior. Un demonio que me transforma a mí en un monstruo que debe alimentarse de aquellos que un día juré proteger.

Aunque este demonio, esta bestia, me ha enseñado algo que nunca había valorado mucho. Qué bonita es la vida y qué tontos aquellos que la desperdician. Y al menos puedo decir que ahora en la calle, al menos, hay algo más que su maldad.

Ha pasado cerca de dos años de aquel momento. Dos intensos años en los que Vanessa me ha enseñado un montón de cosas dándome mucha caña. Parece que soy especialmente bueno en ello. En la actualidad me dirijo a Chicago, no muy lejos de mi antiguo hogar. Vanessa, me ha dicho que va a presentarme a alguien realmente interesante, una vieja amiga suya, una antigua en todos los sentidos.

El viento se vuelve más frío y la noche más oscura pero a lo lejos se puede observar las luces de la gran ciudad, las luces de Chicago. ¿Qué me esperará allí?

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Defectos:
Alérgico a la plata (3 puntos). Soy alérgico a la plata y me hace agravante.
Repelido por cruces (1 punto). Las cruces me asustan. Tengo que hacer una tirada de coraje cuando las veo.
Rencoroso (2 puntos). Nunca olvido una ofensa y devolverla es mi prioridad número 1 por encima de todas las cosas. Tengo que gastarme un punto de fuerza de voluntad para en algún momento no devolverla.

Virtudes:
Digestión Eficaz (3 puntos). Digiero la sangre de forma más eficaz. Cada 2 puntos de sangre que tomo de forma consecutiva, para mí son 3 puntos.
Pariente auténtico (3 puntos). No huelo a wyrm ni en forma humana, ni en forma animal.

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