8 jun 2007

PNJ Vanessa - Mentora de Ícaro

Características:
Gangrel



Atrae al cazador

a la profundidad del bosque

Y será tu presa,

olerás su miedo.




Historia:

Hola, mi nombre es Vanessa y esta es mi historia.

Nací en 1900 en Marsella, cuna de familia rica. De ojos marrones y piel oscura, desde pequeña me decían que era un fiel reflejo de mi madre. Ojos verdes, grandes y fondo completamente blanco, nariz pequeñita y respingona, labios finos pero carnosos, dentadura totalmente blanca y sonrisa cautivadora, rasgos quizás algo orientales, pero quizás lo que más me caracteriza son mis rasgos felinos y femeninos.

De mayor, con pelo largo pero liso, era una monada de niña. Mi infancia no tuvo mucha historia, pues mis padres, obsesionados un poco quizás desde mi punto de vista, querían hacer una persona de "provecho" muy impropia de una señorita como yo. Como decía mi infancia no fue la preparación de una esposa, de una futura ama de casa. Se me formó en equitación, técnicas de combate e idiomas (Francés, Inglés y Alemán).

Aún así, la naturaleza humana no se puede cambiar con una simple formación. Y así, a mi tierna edad de 16 años el mundo cambió y se formó aquello llamado "La Gran Guerra". No sé que es lo que la acabó originando, sólo sé que se llevó lo más preciado para mí, aquello que no podría ser devuelto. Se llevó mi gran amor y se llevó mi familia.

La post-guerra trajo hambre y desolación. Las riquezas de mi familia desaparecieron cual palabra efímera. De todas las tierras de mi familia sólo quedó aquella casa del campo en tierra imposibilitada para el cultivo y allí nos mudamos. La pobreza trajo algo nuevo a mi vida, esa vida que sólo había concebido la riqueza como último medio para ser feliz.

Varios fueron los intentos de hacerme desistir la permanencia en aquella casa, madriguera de rata en comparación al antiguo palacete disponible. Rápida fue la caída, rápida y profunda. Pero ¿cómo abandonar la casa de mi familia? Pues aún sin existir, su recuerdo permanecía en mi memoria grabado a fuego.

La noche traía el aullido de los lobos a mis oídos, lobos grandes y feroces decían las noticias. Y cada noche parecían más cercanos, más unidos a mi alma. Poco a poco el miedo dejó paso a la curiosidad, innata en todo ser femenino.

Una noche, allá cercana a 1930, con mi escopeta de cañones recortados y un cuchillo ennegrecido (cuando antaño era brillante y precioso como sólo una cubertería de plata puede ser), salí a observar aquellos lobos grandes y feroces que me cantaban cada noche. Esa noche la luna llena brillaba ostentosa en el cielo. El camino, pedregoso me dificultaba enormemente la ascensión al pequeño montículo. Cuando por fin pude llegar, lo que pude ver me dejó petrificada. Un lobo se encontraba rodeado por otros 3 de mayor tamaño, de hecho, sus formas eran diferentes a las de cualquier lobo que yo hubiera podido ver.

El lobo pequeño, atacó con rabia a uno de sus perseguidores ... logró atraparle el cuello entre sus fuertes mandíbulas e ipso facto cayó fulminado al suelo. Otro de los lobos grandes cayó sobre el lobo pequeño, dándole un garrazo que le mandó volando unos metros hacia atrás, cayendo muy malherido en el suelo. Con pasos suaves, se acercó hacia el lobo agonizante lanzando aullidos de satisfacción tal vez. El tercer lobo gigante, empezó a olisquear el aire y se volvió hacia mi, con un fuerte aullido. Parecía que era capaz de olerme a pesar de estar en contra del viento. El cuchillo brilló reflejando la luz de la luna.

El lobo avanzó en carrera hacia mí, aullando, y aumentando la velocidad a cada instante. El otro lobo, mientras tanto seguía acercándose al lobo pequeño, lamiendo su sangre derramando y escupiéndola lejos de allí.

El lobo que avanzaba hacia mí, empezó a cambiar de forma tomando forma humanoide envuelta completamente en pelos y un rugido más amenazador que antes. Mi vida completa pasó a través de mis ojos. Vi a mi padre, destrozado en mitad de una trinchera y vi a mi amado, partido por la mitad, bajo las orugas de un tanque. Cerré los ojos y disparé los dos cañones de la escopeta a la vez. Oí un grito agonizante y vi como el impacto de los dos cartuchos casi le había reventado el pecho.

Para mi sorpresa la herida se iba cerrando. Suponiendo que la muerte ya estaba encima de mi, me tiré sobre el animal que tenía delante y le clavé el cuchillo repetidas veces. El animal, antojado de una victoria fácil se encontró con la muerte, lanzando un estridente aullido.

Cuando quise darme cuenta, en el otro extremo del valle, era ahora el lobo grande el que se encontraba rodeado de varios lobos pequeños. El primer lobo pequeño, se arrastró hasta donde yo me encontraba, se transformó en un humano y tras arrancar el cuchillo del cuerpo del animal caído se dirigió de nuevo al lugar de la batalla. Yo seguía como petrificada pensando que todo esto no era más que una pesadilla. El humano, antes lobo, se acercó al lobo grande y le lanzó el cuchillo clavándoselo en la garganta. El animal cayó y a sus pies lo que antes eran lobos caídos, sólo quedaba cenizas. Lo último que recuerdo es el sabor de la tierra cuando me desmayé.

Cuando me desperté, me encontraba de nuevo en mi casa ... pero ante mi, estaba el primer lobo luego convertido en humano. Fui a gritar pero ninguna voz salió de mi garganta. Se acercó despacio a mi y me dijo, "Anoche me salvaste la vida. Llevabas mucho tiempo bajo observación y hoy te será concedido un gran don, la vida eterna" Abrió la boca, le crecieron unos colmillos enormes y me mordió en el cuello.

Lo que para él era un don, inicialmente para mi fue una maldición. Me tuve que alejar de todo trato con los humanos, mientras intentaba controlar la sed que me dominaba. Poco a poco fui aceptando mi destino. Aunque me juré que no le pasaría a nadie mi maldición. Empecé a recorrer Europa alimentándome y conociendo todas las facetas humanas.

Cuando surgió la segunda "Gran Guerra" me uní a la resistencia contra los invasores. Luché codo a codo con los americanos Y ahí fue cuando un soldado, herido en una pierna, se enamoró de mi. Y ese fue mi pasaporte para entrar en Estados Unidos. Así fue como llegué a Pensilvania, y allí me quedé hasta que murió mi marido. La tristeza volvió a golpear mi vida y fue entonces cuando conocí a aquellos, mis semejantes. Asi fue como me introduje en la Camarilla y en las Valkirian, una asociación de guerreras femeninas dentro de mi clan, Gangrel.

Sobreviví a varias y duras batallas perdí a muchas compañeras, pero cumplí con todo lo ordenado por el clan. Y así seguí hasta que me mandaron a un bosque a tomar un retiro merecido. Y allí volvió a cambiar mi vida.

Allí estaba él, guardián de todo aquello que me importaba, el bosque, los animales y la justicia. Y allí estaba, pasando los ratos muertos con mis amigos. Cuando él no estaba me entretenía mucho escuchando como éstos me contaban todo lo dicho por él. Y así fue como lo conocí, por mis amigos. Empezó a picarme la curiosidad y empecé a seguirlo. Primero como vecina en apuros, luego como transeúnte casual. Y así fue como empezó a gustarme su dedicación, su amor a los animales.

Pero todo cambió cuando, repentinamente, empezó a obsesionarse con la mafia. Empezó a dedicar todo su tiempo en aquello por lo que realmente estaba obsesionado, su venganza. La tragedia se mascaba en el ambiente.

Y así fue, así sucedió, un día, cuando me acercaba por su casa vi como dos hombres, hombres no-muertos, le dispararon a bocajarro y se fueron. Enseguida llamé a una ambulancia y le acompañé al hospital. Los médicos le hicieron una operación a vida o muerte y se salvó.

Y a mi se me planteó un dilema, pues cuando él saliera o incluso antes, acabarían su trabajo. Y así fue como fui a visitar al Príncipe de Rosemount, Gangrel por aquel entonces, pues él podría luchar mucho y mejor a nuestro lado. Y así, pasando por alto mi promesa, fue como le "abracé".

De eso hace cerca de dos años en los que he tratado de enseñarle todo lo que sé. Ahora, conduzco camino de Chicago, pues la regenta de mi clan allí me ha llamado. Algo está pasando, algo más allá de meros juegos de poder de los Tremere o los Ventrue, algo más allá de pergaminos secretos, algo que unirá a todos los clanes de nuevo o los destruirá y hacia allí me dirijo, con mi chiquillo a mi lado, hacia un futuro incierto.

Mi nombre es Vanessa y esta ha sido mi historia. El futuro, está por definir, aunque sin duda, la sangre correrá ...

1 comentario:

Enzzo dijo...

interesante y quien era el lobo grande